jueves, 5 de abril de 2012

prefacio

Los viajes ademas de abrirte horizontes físicos te amplian las fronteras mentales, claro, a veces refuerzas estereotipos, pero casi siempre tienes una visión más ecléctica del mundo, y por ello más rica, sin avandonar tus principios de honestidad, inocencia y curiosidad, cada recorrido es un cúmulo de nuevas experiencias que te enriquecen.

Siempre tuve presente eso cuando viajaba por el Ecuador, pero cuando mi país me dio a luz al mundo, esto se hizo más notorio aun. Las fronteras usuales como el desconocimiento de las personas del lugar, de sus costumbres, se hicieron fronteras aún mas grandes al sumarles nuevas paredes como el lenguaje, y la cognotación pragmática, pues aquel gesto que en mi patria podía ser cortesía, en otras tierras puede ser impertinencia.

Con este pequeño preaumbulo intentaré un ensayo acerca de mis viajes, no es una investigación científica, no es un reportaje periodístico en las que el cúmulo de fuentes de dan cierto asomo de veracidad, no. Son relatos de una persona que no tiene ninguna rigurosidad en su vida salvo la que dan las circunstancias, y a veces ni ello. Memorias de un desmemoriado se realiza cuando las cosas vividas rebotan en la cabeza en el momento adecuado y coincidente en que la voluntad quiere escribir algo y la pereza se ausenta momentaneamente. Son los recuerdos que aún quedan tras el pincel del olvido y el chuchaqui del tiempo.


Arcoiris cubriendo al London Eye en Londres, coincidentemente estas dos bellezas, una natural y otra artificial forman un sensual ojo que te invita a que te adentres en esta antigua ciudad.

Atardecer el Londres, el Thames, el parlamento británico, la torre del reloj, un ave







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