La capital de Polonia, aunque fue totalmente destruida en la segunda guerra mundial, se supo levantar y continuar siendo bella, al menos en las partes reconstruidas a imagen de la anterior, o en las partes que nunca fueron destruídas. El comunismo también aportó con su parte dando magestuosas obras de gran belleza en los edificios que fueron visualizados para la utilización gubernamental, a diferencia de los planeados para el pueblo obrero, unos rectángulos gigantes, con ventanas pequeñas para ahorrar calefacción, con un acabado plano para hacerlos más rápido, con un sentido que más allá que minimalista es monótono.
Pero todo ello da riqueza y contraste a una ciudad llena de parques y que pese a ser capital no tiene el ritmo de vértigo y vorágine que suele acompañar a las sedes gubernamentales mundiales. Al llegar uno en invierno uno puede temer morir aquí, no solo por el frío, que con un poco de ropa se arregla, sino por la cara de la gente, una amargura que se filtra por sus bufandas y se siente en su todo tosco, sin embargo este lapsus es conjurado maravillosamente por la primavera, pues los rostros, colores y ánimo se vuelven más livianos y afables.
![]() |
Camino a la Nowy Swiat, nuevo mundo, nombre de una de las calles más visitadas por los polacos pues esta plagada de bares y restaurantes. |
![]() |
Muralla de protección de la ciudad vieja. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario