miércoles, 11 de abril de 2012

Varsovia, una tranquila capital

Cuando los recuerdos se esconden en la memoría, no hay como una fotografía para sacar a flote sensaciones que en su momento nos llenaron de algún sentimiento nuestras almas. Tener a Varsovia en imágenes es regresar continuamente al primer día, aquel en el que miré el casco viejo y dije, puta madre, estoy en una postal, porque estas casitas todas alineadas y coloridas eran dignas de esos rompecabezas de más de 2500 piezas que siempre me gustó armar, eran imágenes de una Europa que siempre se me hacía tan lejana. Cielos con azules limpios, casas con colores vivos, y dentro de todo ese despliegue de color, gente extrañamente pálida.
La capital de Polonia, aunque fue totalmente destruida en la segunda guerra mundial, se supo levantar y continuar siendo bella, al menos en las partes reconstruidas a imagen de la anterior, o en las partes que nunca fueron destruídas. El comunismo también aportó con su parte dando magestuosas obras de gran belleza en los edificios que fueron visualizados para la utilización gubernamental, a diferencia de los planeados para el pueblo obrero, unos  rectángulos gigantes, con ventanas pequeñas para ahorrar calefacción, con un acabado plano para hacerlos más rápido, con un sentido que más allá que minimalista es monótono.
Pero todo ello da riqueza y contraste a una ciudad llena de parques y que pese a ser capital no tiene el ritmo de vértigo y vorágine que suele acompañar a las sedes gubernamentales mundiales. Al llegar uno en invierno uno puede temer morir aquí, no solo por el frío, que con un poco de ropa se arregla, sino por la cara de la gente, una amargura que se filtra por sus bufandas y se siente en su todo tosco, sin embargo este lapsus es conjurado maravillosamente por la primavera, pues los rostros, colores y ánimo se vuelven más livianos y afables.
Stary Miasto, ciudad vieja, esta era la parte amurallada de la ciudad en tiempos antiguos, el castillo rojo era el paracio del los reyes polacos y ahora es un museo donde se pueden apreciar obras de artistas como Rembrant.
Camino a la Nowy Swiat, nuevo mundo, nombre de una de las calles más visitadas por los polacos pues esta plagada de bares y restaurantes.
Muralla de protección de la ciudad vieja.

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